Dentro de las tumoraciones benignas de la piel encontramos diferentes lesiones con nombres propios que tienen su propio tratamiento:

Nevos

Casi todo el mundo tiene algunos nevos, que suelen aparecer durante la infancia o la adolescencia. Estas lesiones pueden ser pequeñas o grandes, de color parecido a la piel, pardo claro o negro, planos o sobreelevados, lisos, con pelos o verrugosos, de base amplia o pediculados. Se debe extirpar y estudiar histológicamente todo nevo que aumente de tamaño de manera rápida (sobre todo si muestra un margen irregular), que se oscurezca o se inflame, que muestre cambios de color o que empiece a sangrar, se ulcere o empiece a picar o a doler.

Los nevos se pueden resecar por razones estéticas sin miedo a una posible malignización posterior, pero todos los nevos resecados deben ser analizados histológicamente. Un nevo con pelos debe ser resecado por completo, no afeitado, ya que se puede producir un nuevo crecimiento del pelo.

El tratamiento quirúrgico se realiza con anestesia local y cierre con puntos.

Nevos displásicos

Lesiones pigmentadas, con frecuencia de gran tamaño, en general con márgenes irregulares y mal definidos, de coloración irregular con zonas pardas y más claras y con componentes maculares o papulares. Los pacientes con nevos displásicos deben evitar la exposición solar excesiva y utilizar filtros solares con un factor de protección de 15 como mínimo.

Para determinar estos cambios se debe realizar una exploración regular con fotografías en color de las lesiones del paciente, tanto en el momento de consulta inicial como durante el seguimiento.

Verrugas o nódulos fibroepiteliales

Lesiones cutáneas pediculadas, pequeñas, blandas, de color carne o hiperpigmentadas, frecuentes, que suelen ser múltiples y se localizan en el cuello, las axilas o las ingles. Los nódulos fibroepiteliales suelen ser asintomáticos, aunque pueden irritarse. Los nódulos irritados o antiestéticos pueden ser resecados congelándolos con nitrógeno líquido, extirpándolos con bisturí eléctrico o resecándolos con bisturí o tijeras.

Lipomas

Nódulos subcutáneos, blandos y móviles revestidos por piel normal. Los pacientes pueden tener uno o varios lipomas. Son más frecuentes en las mujeres que en los varones y se suelen localizar en el tronco, la parte posterior del cuello o los antebrazos. No suelen determinar síntomas, aunque pueden causar dolor. El diagnóstico suele ser clínico, aunque se deben biopsiar las lesiones de crecimiento rápido a pesar de la poca frecuencia de transformación maligna. En general no necesitan tratamiento, aunque se pueden resecar o extraer mediante liposucción las lesiones preocupantes. El tratamiento quirúrgico es con anestesia local y unos puntos.

Angiomas

Lesiones vasculares localizadas de la piel, los tejidos subcutáneos o, en menos ocasiones, el SNC, producidas por hiperplasia de los vasos sanguíneos o linfáticos. Dentro de los angiomas se incluyen los nevos vasculares, los hemangiomas y los linfangiomas.

El tratamiento con láseres pulsátiles sintonizables consigue excelentes resultados en muchos casos. También se puede disimular esta lesión con una crema cosmética opaca preparada para ajustarse al color de la piel del paciente, aunque se puede valorar la resección quirúrgica.

Los nódulos pequeños pueden resecarse individualmente o destruirse con electrocoagulación ya que no suele necesitarse tratamiento. Si no se produce una resolución espontánea o se necesita tratamiento por razones estéticas, se puede destruir la arteriola central con láser, consiguiendo un efecto estético mejor que el obtenido mediante electrocoagulación con aguja fina.

Quistes sebáceos

Quiste benigno de crecimiento lento que contiene un material sebáceo, folicular y queratinoso y se suele localizar en el cuero cabelludo, las orejas, la cara, la espalda y el escroto. A la palpación, la masa quística es sólida, globulosa, móvil e indolora; no suele causar molestias salvo que se infecte.

La punción del quiste obtiene un material característico, untuoso, con frecuencia de olor fétido. En el caso de los quistes se suele realizar una incisión para vaciar su contenido y resecar la pared con una legra o pinza de hemostasia. Un quiste de gran tamaño suele reaparecer a no ser que se reseque por completo su pared. Los quistes infectados se pueden incidir y drenar, colocando un drenaje de gasa que se retira en 7 a 10 d de forma gradual. Se pueden necesitar antibióticos orales (cloxacilina, eritromicina).

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